EE.UU.-Una prueba de densidad mineral ósea predice el riesgo de fracturas vertebrales hasta 15 años antes según estudio
12/18/2007 2:40:11 PM

Una prueba de la densidad mineral ósea (DMO) realizada 15 años antes puede predecir el riesgo de una mujer de sufrir fracturas en la columna a lo largo plazo según un estudio de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) que se publica en la revista ´Journal of the American Medical Association´ (JAMA). La investigación también muestra que las mujeres que habían sufrido una fractura vertebral al inicio del estudio eran cuatro veces más propensas a sufrir otra.
Los resultados mostraron que más de la mitad de las mujeres con una DMO baja y que habían pasado por este tipo de fracturas volvieron a desarrollarlas durante el periodo de 15 años de estudio lo que apunta al impacto de las llamadas fracturas ´silenciosas´ de columna.
Según explica Jane Cauley directora del estudio la fracturas de columna son características de la osteoporosis, pero uno de los problemas para diagnosticarlas es que a menudo no presentan síntomas . Cauley afirma que existen muchas mujeres que padecen múltiples fracturas y ni siquiera lo saben.
"Nuestro estudio plantea el problema del impacto de estas fracturas sobre la calidad de vida al situar a las mujeres bajo un mayor riesgo de posteriores fracturas pero también proporciona evidencias de que una simple prueba de la densidad mineral ósea puede ayudar a identificar ese riesgo" añade la investigadora.
Los resultados de la investigación se basan en los datos de un estudio sobre fracturas por osteoporosis en el que participaron 2.300 mujeres de más de 65 años de edad y que comenzó en 1996 con el objetivo de conocer mejor los factores de riesgo y las causas de este trastorno de los huesos.
En el trabajo actual los investigadores realizaron radiografías laterales de las áreas lumbar y torácica de la columna además de medir la DMO y el peso corporal en las participantes.
Los resultados mostraron que a los 15 años de seguimiento el 18 por ciento de las mujeres habían sufrido fracturas espinales. Además el 25 por ciento de las mujeres que comenzaron el estudio con una DMO baja sufrieron fracturas en comparación con sólo el nueve por ciento de las mujeres con una DMO normal.
Según señala Cauley los resultados del estudio demuestran la importancia de las pruebas de DMO en las mujeres de más de 50 años. Cada año se producen alrededor de 700.000 fracturas vertebrales en mujeres de este grupo de edad y el 75 por cien de ellas no presenta síntomas. Estas fracturas provocan dolor de espalda crónico y un mayor riesgo de que se produzcan otras incluidas las de cadera.
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Risedronato reduce a la mitad el riesgo de fractura de cadera si se compara con el alendronato en el primer año de tratamiento, según un estudio

Los datos de un estudio retrospectivo en más de 33.000 mujeres posmenopáusicas muestran que, entre pacientes a las que se prescribe por primera vez uno de los dos tratamientos para osteoporosis más utilizados, las pacientes que tomaron risedronato sódico tenían aproximadamente la mitad de posibilidades de sufrir una fractura de cadera que aquellas que tomaron alendronato en el primer año de tratamiento.
El estudio REAL (RisedronatE, and ALendronate cohort study), incluyó a 33.830 mujeres tratadas por primera vez con dosis semanales de risedronato o alendronato en la práctica médica habitual. Los resultados mostraron que a los seis meses las pacientes que tomaban risedronato tuvieron un 46 por ciento menos (p=0,02) de incidencia en fractura de cadera comparado con pacientes que tomaban alendronato. A los doce meses se observaron resultados similares: con risedronato el riesgo de fractura de cadera disminuyó un 43 por ciento (p=0,01) comparado con alendronato.
En el estudio se identificaron mujeres a partir de 65 años que tomaban por primera vez bifosfonatos en dosis semanal, tanto risedronato de 35 mg (n=12.215) o alendronato de 35 mg o 70 mg (n=21.615). Las pacientes tenían que tener una historia médica de al menos seis meses antes del inicio del tratamiento y se les hizo un seguimiento de 12 meses después del inicio del tratamiento con bifosfonatos para calcular, a los seis y a los 12 meses, la incidencia de fracturas tanto de cadera como de muñeca, clavícula, húmero, pelvis y piernas. Se usaron métodos estadísticos estándares para comparar la incidencia de las fracturas entre los grupos de risedronato y alendronato.
Las pacientes tratadas con risedronato tuvieron una menor incidencia de fracturas de cadera de 46 por ciento (p=0,02) y un 43 por ciento (p=0,01) menos que las pacientes tratadas con alendronato, a los 6 y a los 12 meses de iniciar el tratamiento, respectivamente.
Con respecto a las fracturas no vertebrales, las pacientes que tomaron risedronato tuvieron un 19 por ciento (p=0,05) y un 18 por ciento (p=0,03) menos de incidencia de fracturas no vertebrales que las que tomaron alendronato a los 6 y 12 meses, respectivamente.
El estudio REAL reafirma los resultados de los ensayos clínicos controlados demostrando que Acrel® ejerce una rápida puesta en marcha de la protección frente a fracturas, observada desde los seis meses posteriores al inicio del tratamiento en fracturas no vertebrales.
Elevados costes sanitarios
Actualmente se producen aproximadamente 1.600.000 fracturas de cadera al año en el mundo, lo que supone unos costes sanitarios anuales de 104.000 millones de euros en el mundo. Entre las pacientes mayores de 65 años que sufren una fractura de cadera, aproximadamente una de cada cinco, morirá durante el año siguiente y el 40 por ciento será incapaz de caminar de modo autónomo un año más tarde.
Pierre Delmas, profesor de la Universidad Claude Bernard de Lyon, asegura que "el rápido efecto en la reducción de fracturas observado en este estudio entre las pacientes que tomaron risedronato es consecuente con los resultados de ensayos clínicos controlados con risedronato". Y prosigue: "la rápida protección frente a fracturas implica que menos pacientes sufrirán las consecuencias devastadoras de una fractura osteoporótica, ayudando tanto a preservar la calidad de vida de los pacientes como a reducir la carga económica sanitaria".
La fractura de cadera en atención primaria
JANO, 2004; 66 - 1516 p. 41 - 43
I Gil Romea, J Albareda Albareda, L Garrido Calvo, MJ Moreno Miralles
27/4/2004

Introducción

Se denomina fractura de cadera a aquella que se produce en el fémur proximal. En España la incidencia anual oscila alrededor de 115 fracturas en varones y 252 en mujeres por cada 100.000 sujetos mayores de 45 años, incidencia que aumenta exponencialmente a partir de los 65 años. La mortalidad de los pacientes con esta afección es elevada, a pesar de que se ha reducido con el avance de técnicas quirúrgicas (un 8-10% en la hospitalización y hasta un 35% al año de la fractura)1,2 . Se suelen clasificar según el lugar de la fractura.
Fracturas subcapitales. También llamadas fracturas de cuello femoral. Son intracapsulares y, por tanto, pueden alterar el riego vascular de la cabeza femoral. Como consecuencia, la unión es difícil y pueden producir necrosis avascular postraumática. En ocasiones, las 2 partes quedan unidas, impactadas, por lo que son más estables y con menor tasa de complicaciones.
Fracturas trocantéreas. Son extracapsulares, por lo que no afectan la vascularización de la cabeza femoral. Los problemas fundamentales que presentan son la inestabilidad y la hemorragia profusa que producen.

Fracturas subtrocantéreas. Son las que se producen inmediatamente por debajo del trocánter menor. Presentan una especial dificultad técnica en su resolución, por lo que surge un elevado número de complicaciones evolutivas.
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DR. RAMON CENTENO LOPEZ
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